La primera década del siglo xxi comenzó con una burbuja que se desinflaba. El house progresivo, que había dominado el clubbing comercial años antes –con Ibiza como su plaza fuerte–, empezó a flaquear en Europa. Sin embargo, encontró un nuevo espacio para desarrollarse: el planeta entero. La cultura de club ya no era un fenómeno exclusivamente norteamericano y europeo, sino que se extendía por todo el mundo globalizado con las nuevas corrientes populares del trance y el house.